Locales que frecuentábamos
23.08.2022
EL GUATON LEAL, EL VERDIN, EL RETIRO, LA CABAÑA , EL TEATRO CERVANTES, EL CENTRAL Y OTROS CUCHITRILES.

Frente a la Escuela Normal estaba el almacén del Guatón Leal, allí concurríamos, en los recreos, a comprar pan con ají y una coca cola o
fanta, el pan era reguleque no más, lo que hoy técnicamente llaman pan frío, o sea pan añejo, pero mataba el hambre. El guatón Leal era igualito a Cuasimodo, el suegro de Condorito, lo veíamos como a un viejo grande, cubría su cuerpecito con un guardapolvo harto encebado, producto de la preparación de tantos panes con ají. Nos miraba con cara de pocos amigos, como si los normalistas le debiéramos plata y no le hubiéramos pagado.
–¿Qué querís?
–Un pan con ají y una coca cola.
Con hambre estaba mejor que una hamburguesa del Mc Donald, y nos comíamos nuestro pancito allí mismo. Nadie pensaría llevar su pan a la sala de clases, pues allí estaban los buitres Costilla y el flaco Mella quienes de manera muy diplomática te solicitaban: "invítame una porción de glúcidos". Debo confesar que a alguna vez me pillaron volando bajo, pero muy rápido les di la cortada. Los más agrandaos pedían cigarrillos Hilton y Nevada, sólo para impresionar a las minas de cursos superiores, pero éstas no los pescaban ni en bajada.
También, en los primeros años de estudiante llegaba hasta el frontis de nuestra escuela un carretón amarillo con techo, tirado por un formidable caballo percherón, cargado de botellas de leche, las que eran de vidrio y muy pesadas. Creo que esa fue la primera leche que empezó a ser pasteurizada. ¡Qué felices estarían nuestras madres y esposas si nos hubieran visto en aquellos tiempos empinándonos esas botellitas!
para cargarnos de energía positiva y poder enfrentar con éxito pruebas, interrogaciones , también para darnos ánimo para declararnos a las minitas y para pasar las penas de amor. Después de tantos años, hoy agosto de 2022, sigue cumpliendo la misma misión, apagar la sed de los parroquianos, claro que ahora con otro nombre "San Pato".
En medio de una de una nube de humo de cigarrillos, el garzón se aproximaba a nuestra mesa, por su mente cruzaban muchos pensamientos "Otra vez estos q*****s, ojalá que ahora paguen, la vez pasada me hicieron perro muerto".
Por la forma en que nos mira, parece tenernos desconfianza, pero el flaco Mella lo tranquiliza:
–Tranquilo Juanito, hoy venimo' carga'o al oro, pagaron la "'eca"
–Qué se van a servirse?
–Para empezar tráenos un vinito tinto de la casa y una docena de empanadas y después unas suculentas guatitas.
Cuando se trataba de componer la caña había que ir al Mercado por unos mariscales y, sin duda, el mejor lugar era donde "Rojitas"
Si teníamos sed y poca plata, había que ir hacia al barrio estación donde "El Huaso" por una caña de pipeño.
Cuando llegaba el verano y arreciaba "la calore", partíamos a "La Cabaña", allí estaban los buenos completos y pedíamos un metro
de pílsener (literalmente un metro cuadrado de cervezas). No me pregunten como subíamos esa escalera para salir a la plaza y cómo
llegaba a mi casa. Cuando queríamos estar en vitrina íbamos al "Paula", allí, con unas buenas cervezas conversábamos con mucho entusiasmo de nuestros proyectos políticos, profesionales y por supuesto de las minitas. Lo mejor del Paula era que tomando unas buenas cervezas y conversando podíamos ver hacia la vereda ¡unas minifaldas de miedo! ¡Buenos tiempos de una hermosa amistad!
Otros lugares que frecuentábamos eran el Teatro Cervantes y el Teatro Central, tremendas películas que vimos en esos años: "Los 10
mandamientos" con Charlton Heston; "Cleopatra" con Elizabeth Taylor y Richard Burton; "Lawrence de Arabia" con Peter O'toole; "Doctor Zhivago" con Omar Shariff y Julie Christie. Películas que están entre las mejores de todos los tiempos. Las infaltables de James Bond 007, con "Licencia para matar", un compadre bueno para repartir aletazos y al que ninguna mina se le resistía. Y los "spaghettii westerm", simplemente espectaculares: "El dólar marcado", "Por unos dólares más" y el mejor de todos " El bueno, el malo y el feo".
Cuando teníamos plata íbamos a platea, y cuando escaseaban las monedas íbamos a "galiche" a pelear con las pulgas y los ratones. Cuando la película se cortaba y se encendían las luces, el proyeccionista conocido como el "Cojo", recibía todo tipo de epítetos de grueso calibre: ctm, m****co, re*****o, vamos a subir a sacarte la ch*** y otras linduras.
Si se interrumpía el audio y el locutor decía: "se necesita al señor Juan Pérez en el foyer", de inmediato se escuchaba una sola respuesta de la chusma: "está cagando"....
Otro sitio muy visitado por nosotros era el Coliseo Municipal, allí asistimos, generalmente, a eventos deportivos, principalmente
básquetbol, íbamos a animar a nuestra selección en donde jugaban Juan Mella y el Indio Mitre de otro curso. En el año 1967 o 1968 se
presentaron allí "Los Iracundos", cuya música nos ha acompañado desde nuestra adolescencia hasta los días de hoy.
–Un pan con ají y una coca cola.
Con hambre estaba mejor que una hamburguesa del Mc Donald, y nos comíamos nuestro pancito allí mismo. Nadie pensaría llevar su pan a la sala de clases, pues allí estaban los buitres Costilla y el flaco Mella quienes de manera muy diplomática te solicitaban: "invítame una porción de glúcidos". Debo confesar que a alguna vez me pillaron volando bajo, pero muy rápido les di la cortada. Los más agrandaos pedían cigarrillos Hilton y Nevada, sólo para impresionar a las minas de cursos superiores, pero éstas no los pescaban ni en bajada.
También, en los primeros años de estudiante llegaba hasta el frontis de nuestra escuela un carretón amarillo con techo, tirado por un formidable caballo percherón, cargado de botellas de leche, las que eran de vidrio y muy pesadas. Creo que esa fue la primera leche que empezó a ser pasteurizada. ¡Qué felices estarían nuestras madres y esposas si nos hubieran visto en aquellos tiempos empinándonos esas botellitas!
EL VERDÍN
El Verdín era una botillería ubicada en la calle Pedro Montt, muy cerca de la Normal. Era un templo al que regularmente acudíamospara cargarnos de energía positiva y poder enfrentar con éxito pruebas, interrogaciones , también para darnos ánimo para declararnos a las minitas y para pasar las penas de amor. Después de tantos años, hoy agosto de 2022, sigue cumpliendo la misma misión, apagar la sed de los parroquianos, claro que ahora con otro nombre "San Pato".
EL RETIRO
Cuántas cazuelas, empanadas, guatitas, perniles , asados y otras delicias pasamos a servirnos allí, obviamente acompañado de unos buenos botellones de tinto y una alegre conversación, ya sea arreglando el país, limando asperezas o indicando cuáles eran las mejores minitas y "cuidadito que algún q****o vaya a molestar a mi polola porque le saco la "CSM", "supongo que estamos claros", si, si, si, si pero siéntate hombre por favor", ¡salud por eso! ¡salud cabros! Casi siempre nos tocaba la misma mesa, una weá vieja que apenas se sostenía y a la que había que nivelar con una chapita en una de sus patas, un mantel que ni te digo y unas sillas que ya se desplomaban.En medio de una de una nube de humo de cigarrillos, el garzón se aproximaba a nuestra mesa, por su mente cruzaban muchos pensamientos "Otra vez estos q*****s, ojalá que ahora paguen, la vez pasada me hicieron perro muerto".
Por la forma en que nos mira, parece tenernos desconfianza, pero el flaco Mella lo tranquiliza:
–Tranquilo Juanito, hoy venimo' carga'o al oro, pagaron la "'eca"
–Qué se van a servirse?
–Para empezar tráenos un vinito tinto de la casa y una docena de empanadas y después unas suculentas guatitas.
Cuando se trataba de componer la caña había que ir al Mercado por unos mariscales y, sin duda, el mejor lugar era donde "Rojitas"
Si teníamos sed y poca plata, había que ir hacia al barrio estación donde "El Huaso" por una caña de pipeño.
Cuando llegaba el verano y arreciaba "la calore", partíamos a "La Cabaña", allí estaban los buenos completos y pedíamos un metro
de pílsener (literalmente un metro cuadrado de cervezas). No me pregunten como subíamos esa escalera para salir a la plaza y cómo
llegaba a mi casa. Cuando queríamos estar en vitrina íbamos al "Paula", allí, con unas buenas cervezas conversábamos con mucho entusiasmo de nuestros proyectos políticos, profesionales y por supuesto de las minitas. Lo mejor del Paula era que tomando unas buenas cervezas y conversando podíamos ver hacia la vereda ¡unas minifaldas de miedo! ¡Buenos tiempos de una hermosa amistad!
Otros lugares que frecuentábamos eran el Teatro Cervantes y el Teatro Central, tremendas películas que vimos en esos años: "Los 10
mandamientos" con Charlton Heston; "Cleopatra" con Elizabeth Taylor y Richard Burton; "Lawrence de Arabia" con Peter O'toole; "Doctor Zhivago" con Omar Shariff y Julie Christie. Películas que están entre las mejores de todos los tiempos. Las infaltables de James Bond 007, con "Licencia para matar", un compadre bueno para repartir aletazos y al que ninguna mina se le resistía. Y los "spaghettii westerm", simplemente espectaculares: "El dólar marcado", "Por unos dólares más" y el mejor de todos " El bueno, el malo y el feo".
Cuando teníamos plata íbamos a platea, y cuando escaseaban las monedas íbamos a "galiche" a pelear con las pulgas y los ratones. Cuando la película se cortaba y se encendían las luces, el proyeccionista conocido como el "Cojo", recibía todo tipo de epítetos de grueso calibre: ctm, m****co, re*****o, vamos a subir a sacarte la ch*** y otras linduras.
Si se interrumpía el audio y el locutor decía: "se necesita al señor Juan Pérez en el foyer", de inmediato se escuchaba una sola respuesta de la chusma: "está cagando"....
Otro sitio muy visitado por nosotros era el Coliseo Municipal, allí asistimos, generalmente, a eventos deportivos, principalmente
básquetbol, íbamos a animar a nuestra selección en donde jugaban Juan Mella y el Indio Mitre de otro curso. En el año 1967 o 1968 se
presentaron allí "Los Iracundos", cuya música nos ha acompañado desde nuestra adolescencia hasta los días de hoy.
Esto es sólo un resumen de los muchos lugares que visitábamos
mientras estudiábamos y transcurría nuestra juventud...
