Y la piscina ¿cuándo?

07.07.2021

Esta imagen fue hecha con inteligencia artificial (IA) en abril de 2025. ¿Cómo nos han cambiado los tiempos...?

por Patricio Carrillo L.

Desde el año 1966 en adelante, era director de la Escuela Normal de Valdivia, don Héctor de Rourange Villalobos, "El Puma". Su figura era atlética, medía cerca del metro noventa, ojos vivaces y sienes plateadas. Siempre vestía muy elegante, chaqueta de tweed café, pantalones negros, corbata de seda italiana color rojo y zapatos negros brillantes. Cuando caminaba por los pasillos, se escuchaba su tremendo vozarrón y en la mano un infaltable cigarrillo. Tal vez su lugar estaba en Holywood y no entre nosotros. Pero lo mejor de el Puma no era él, era una hija espectacular que tenía. Era como la copa América, se mira pero no se toca.

Cada vez que iba a nuestra sala, era como ir a la antesala del infierno, nunca sonrió, sólo iba a repartir prietas. Allí siempre encontraba huesos duros de roer que lo contradecían de inmediato : Miguel, el Animal y el Cura Villalobos.

Creo que fue por el año 1971, cuando debíamos elegir a nuestro Rector, el Puma era el candidato de la derecha y por las fuerzas progresistas el candidato era Max Fischer España, el profesor con más trayectoria académica y respetado por toda la comunidad.

La campaña estaba al rojo vivo y no se vislumbraba a un claro ganador. Hacía como dos o tres años antes de la elección, el Puma  nos había ofrecido construir una piscina, noticia que todos aplaudimos en su momento, sin embargo ya había pasado mucho tiempo y el proyecto nunca se concretó.

Una noche, cerca de las doce, y en plena campaña, estábamos pegando afiches en favor de nuestro candidato, y el Cura Villalobos estaba pegando en la puerta de la oficina del puma un letrero que decía : ... y la piscina ¿cuándo?, estábamos en plena faena cuando sentimos los pasos de el Puma, le avisamos al Cura, pero él siguió trabajando, ni se inmutó, nosotros alcanzamos a escondernos y presenciamos la feroz pelea, el Puma  estaba furioso y le dijo: "¡¡Señor Villalobos, esto no se lo voy a aguantar!!", y lo estuvo retando como a un cabro chico, el Cura  pacientemente lo escuchó y cuando el Puma  terminó la perorata, el Cura le dice: pero para qué se enoja, si era una simple pregunta.

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